La informalidad de las construcciones se ha vuelto un problema social que acarrea problemas de hacinamiento, informalidad y hasta accidentes fatales por choques eléctricos.
Por ello, nuestros futuros diseñadores de interiores, en coordinación con su docente, el arquitecto Carlos Bendezú, presentaron algunas alternativas de solución. Seleccionaron un grupo de casas a las que les elaboraron planos, maquetas y reestructuración de sus ambientes.
“Estamos mejorando la calidad de vida de una docena de familias”, resaltó Bendezú. Tras entrevistarse con los integrantes de las familias y realizar el reconocimiento de espacios interiores y exteriores; elaboraron diseños basados en los estilos moderno, nórdico, pop, minimalista, retro, rústico, vintage, clásico y étnico.
Katlyn Poma Páucar, estudiante de la carrera, refiere: “La maqueta que realizamos como propuesta para la vivienda de la familia Castro, nos permitió crear espacios amplios que generen paz a través del color blanco, pisos de madera y muebles modernos que le encantaron a la familia, logrando un contraste perfecto de estilo nórdico”.
Por su parte, Guadalupe Espinoza Buendía, nos indica: “Logré que la maqueta de la vivienda que realicé con el nombre ‘el alma de mi tranquilidad’, manifieste los gustos, colores, texturas, estilos y las actividades cotidianas que realizan los integrantes de esta familia, resaltando a su vez la nueva distribución de sus espacios”.
Nuestros estudiantes de Diseño de Interiores, del segundo ciclo, vienen generando aportes profesionales de impacto social. Asimismo, las familias beneficiadas validan con su satisfacción, la calidad de educación y formación que nuestros futuros profesionales vienen recibiendo.